INVENTARIO

Juan Carlos Alvarado, Oscar Alarcón, Juan Chávez
Manolo Rodríguez, Jean Paul Zelada
Galeria ARTCO Lima, Octubre 2009
ARMY, Oleo sobre lienzo 120 x 90 cm
Cada día encontramos alrededor todo un paisaje cotidiano, personal y privado compuesto por el repertorio íntimo de objetos y efectos personales que acompañan nuestras acciones y definen nuestra cotidianeidad. Cosas insignificantes o mayúsculas que configuran nuestra jornada normal. Aquellos elementos que no percibimos por ser mínimos o porque nuestra rutina diaria nos hace olvidarlos, son el eje central de este proyecto. Partir de lo cotidiano para alterarlo, extraerlo de nuestra realidad automática, revisarlo y transgredirlo para someterlo a nuevas percepciones o nuevos juicios. Subvertir aquellas cosas que por el uso o desuso dejaron de ser visibles para, deliberadamente, volverlas esenciales.
Este proyecto analiza los significados subjetivos que los objetos cotidianos manifiestan en su esencia íntima en relación con el espacio que nos circunda, esos pequeños submundos inanimados que giran alrededor nuestro y cuyo valor depende de su proporción, su historia y la emotividad que generan en nosotros porque estamos irremediablemente vinculados a ellos por la inquietud que nos producen, ya sea porque alteramos su orden al intervenirlos o porque ellos también alteran el nuestro.
El propósito es encontrar el carácter de las cosas que nos son próximas y la efímera relevancia que éstas adquieren al convertirse en el eje de un trabajo de artes visuales. Esta fugacidad se explica porque su importancia será exclusivamente la que el artista les confiera. Inventario es un catálogo o compilación sentimental de fragmentos, objetos y rincones artificiales del espacio real o virtual del artista, quien se limita solo a su representación distante, a la contemplación.

LEATHER, Oleo sobre lienzo 120 x 100 cm


JUAN CARLOS ALVARADO

OSCAR ALARCON

MANOLO RODRIGUEZ
JUAN CHAVEZ

EL COMERCIO, 01 de noviembre de 2009
NUEVOS JUICIOS PARA VIEJAS COSAS
Por: Alberto Revoredo
Los objetos pueden apoderarse de una habitación, del taller de un artista. Solo tienen que escurrirse sin mucho ruido en la rutina, esperar a que dejemos de notar su presencia, a que nos olvidemos de por qué están allí. Si para entonces no han sido desechados, se ganarán el espacio por propio derecho.
En “Inventario”, cinco artistas del norte del país decidieron “partir de lo cotidiano para alterarlo, extraerlo de nuestra realidad automática, revisarlo y trasgredirlo para someterlo a nuevas percepciones o nuevos juicios”. De este modo “el objeto se descontextualiza y exhibe sus múltiples posibilidades como tema y metáfora, haciendo palpable la paradoja de su condición efímera, así como su vínculo emotivo con el artista poseedor”.
Así, convocados por el trujillano Jean Paul Zelada (quien también participa), Juan Chávez (Chimbote, 1970), Juan Carlos Alvarado (Trujillo, 1978), Óscar Alarcón (Piura, 1975) y Manolo Rodríguez Silva (Trujillo, 1972) han formado, a partir de un planteamiento figurativo, que incluye diversas técnicas, “un catálogo o compilación sentimental de fragmentos, objetos y rincones artificiales de su espacio habitable”.
AFECTOS PERSONALES Cajas y frascos de tinta china, de útiles para dibujar, o el vinilo del clásico Thriller de Michael Jackson se mimetizan con el repetitivo diseño de un mantel hogareño. Reminiscencias familiares y objetos del taller de Juan Carlos Alvarado se funden en una sola imagen en la serie que presenta. La técnica mixta utilizada refuerza la idea.
Zelada desempolva una chaqueta de cuero, mientras que Alarcón saca del armario zapatos, mochilas, camisas, llaves, libros, tazas, y otras inanimadas pequeñeces, con las que tienen una relación de proximidad, extrañamente emotiva y efímera al mismo tiempo. Lo de Juan Chávez es más íntimo y ajeno, pero, al igual que en los planteamientos anteriores, los efectos personales terminan convirtiéndose en afectos personales.
Manolo Rodríguez va un poco más allá, imprimiendo un sutil giro a su propuesta: “Yo tengo muy poca pasión por elementos de mi entorno, ya sea el caballete o mis pinceles. Los tomo como objetos útiles, pero no siento pasión por ellos. Lo que sí encontré y que me pareció interesante dentro de las cosas que tenía, fueron mis libros y catálogos de pintura. Saqué imágenes de ellos y las concreté en una obra. Los libros tienen más significación para mí, son algo que cuido”, explica.
De otro lado, inquirido sobre el panorama artístico en la Ciudad de la Eterna Primavera, Juan Carlos Alvarado asevera: “En Trujillo todavía hay una idea de la pintura que es bastante limitada; hay mucha tendencia a lo vernacular y costumbrista”. Asimismo, nos reafirma que por allá “hay muy pocas entidades que apoyan a los artistas, y que no existen galerías”.

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